Viajar a Casa Madero para conocer sus vinos, su tradición y su gente es toda una forma de transportarse a su antiguo origen, en donde la magia de la historia y el paisaje detenido en el tiempo pueden permitirte percibir los inicios de la vinícola más antigua de América.
El trabajo en la bodega inicia desde muy temprano, la pizca de la uva está en manos de los campesinos de la región que desde la madrugada aprovechan el aire fresco que corre por los viñedos para sacar lo mejor de estas plantas que han visto pasar el progreso de la vinícola que se ha transformado con los años en productora de vinos de gran calidad y premiados internacionalmente.
La bodega que abrió sus puertas en 1574, tiene en la actualidad cultivos de uvas tintas como cabernet sauvignon, merlot, shiraz, tempranillo y cabernet franc; en el caso de las blancas, chardonnay, chenin blanc, semillón y un poquito de colombard.
En sus inicios, cuando sacerdotes y conquistadores Españoles buscaron oro en Zacatecas, no encontraron en parras más que vides silvestres, pero con características climáticas y manantiales de agua, que dieron origen al primer vino americano al establecerse allí la Misión de Santa María de las Parras.
Sin embargo, fue hasta el 18 de agosto de 1597 que Don Lorenzo García, quien se quedó en la Misión luego de que fuera abandonada y tuviera que reubicarla por los ataques de los indios de la zona, consiguió la merced o dotación de tierras del rey Felipe II de España para plantar viñas y producir vino y brandy.
Pero debido a la calidad de estos vinos la fama llegó a oídos del Rey, quien temiendo que la competencia del vino en colonias americanas desbancara a la producción española, emitió en 1699 un decreto que prohibía el cultivo de la vid y la producción de vinos a excepción de aquellos que lo hacían para la iglesia, y fue así como Casa Madero sobrevivió hasta 1810, año en el que México se independiza de España.
Aunque fueron muchos los dueños que tuvieron en sus manos este patrimonio, fue en 1893 cuando Don Evaristo Madero la compró, y buscó los mejores técnicos vinicultores de España, Italia y Francia, así como trajo a tierra mexicana vides nuevas y equipo moderno para la vinificación.
Todos estos esfuerzos pronto posicionaron de nuevo a la vinícola que desde 1986 cienta con apelación de origen, siendo a primera zona vinícola reconocida en México ante la Organización Internacional de la Viña y el Vino, la Comunidad Económica Europea y el Gobierno de México.
Casa Madero es de las pocas empresas vinícolas que produce sus propias parras en viveros propios, con principios de genética biológica y selección clonal que busca lo mejor en aromas y sabores de cada variedad.
Dentro de los vinos más premiados de Casa Madero, están el Casa Grande Gran Reserva Shiraz, El Casa Grande Reserva Especial Cabernet Sauvignon, El Casa Grande Reserva Especial Chardonnay, pero casi todos cuentan con el reconocimiento internacional.