Hace unos dias, tuve oportunidad de encontrarme con mis amigos del grupo de cata que formamos hace ya algunos anos, tuve trabajo y llegue solo al final a probar los vinos, pero el buen Gabriel Vega del Bosque como siempre nos resena con maestria lo acontencido en la reunion, aqui los hechos:
* * *
Bueno, comenzamos con un brindis con el champagne brut de VEUVE CLICQUOT, está en su punto, nariz expresiva con aromas cítricos y de manzana verde, con notas de bolillo y levadura, muy fresco y balanceado, buen brut.
Luego llegó el primer tiempo en forma de una crema de alcachofa asada, que venía acompañada por un totopo de queso parmesano, virutas de jamón serrano, piñones tostados y cubitos de pimiento verde y rojo asados. Muy reconfortante este platillo, el exquisito sabor de la alcachofa con tonos ahumados del tostado combinó a la perfección con los acompañamientos, acentuandose con lo especiado del pimiento, el dulzor de los piñones y la sal del jamón, platos limpios por todos lados. El primer tinto al que todos atinamos en catalogarlo como nuevo mundo y algunos hasta indicaron acertadamente que era mexicano, fue el reserva de la FAMILIA MALAGON 2005, muy bien logrado con balance y sin esa famos nota salada de Guadalupe, sorprendió por su calidad, no desentonó con los otros vinos que eran de 90+ en WS.
El segundo tiempo fue un ladrillo de sea bass a la parrilla, marinado en miso, montado en unos ravioles rellenos de mejillones, todo esto sobre un espejo de salsa picante de sake y acompañado de mole verde y negro, para completar el cuadro unos dados de sandía. Buenísima combinación de los picantes con el marisco, un sabor realmente exótico, que se complementaba a la perfección con el dulzor y textura de la sandía. Two thumbs up. En el tema de vinos le tocó el turno a un vino que nos engañó con su origen, por unanimidad se etiquetó como español, para ser mas precisos Rioja, pero la sorpresa fue que se trataba del UGOLAIA BRUNELLO DI MONTALCINO 1999, la nariz presentaba cuero especias y algunos frutos rojos, en boca tenía un poco de oxidación pero muy fino y balanceado, de largo final, muy bueno pero definitivamente no un típico Brunello.
El tercer tiempo fue un New York asado sobre una salsa de chile pasilla, acompañado de un strudell que tenía cara de primavera roll y una guarnición de espinacas salteadas con pasas blancas y una fritura de cebolla. Siguiendo con el tema spicy, este platillo tuvo una salsa fabulosa que captaba toda la esencia y perfume del pasilla, las guarniciones dieron la nota de textura y mitigaban perfectamente el temperamento de la salsa que aún que no tenía un picor de alarido, con el vino si subía un par de grados la temperatura corporal. A este tiempo correspondió una bola ensalivada que tiró Arnoldo, todos nos fuimos por nuevo mundo, tal vez un shiraz, o hasta un malbec decía Falcón, y resultó ser un portugués, el QUINTA DO CRASTO RESERVA VINHAS VELHAS 2004, un vino con mucho temperamento y potencia que aún requería tiempo en botella para suavizar tanino e integrar madera, pero que lo tiene todo, estructura y balance. Es un muy buen vino.
El postre consistió en un pay de fresa, acompañado por una bola de helado de queso con fresa y una tortillita de fresa deshidratada, muy sabroso y fresa este postre, voló de los platos. Por último el cuarto vino fue el GRANS MURALLES 1997 de Torres un vino que a todos nos fintó con ser toscano, hasta el propio Oscar que llevó el Brunello pensó que este Concá de Barbera era el suyo, pero bueno, el engaño no fue decepción sino todo lo contrario, muy buen vino con nariz de tabaco y cuero, en boca bastante balanceado y con taninos superpulidos, largo y especiado final, excelente tal vez el más aclamado de la noche.
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Bueno, comenzamos con un brindis con el champagne brut de VEUVE CLICQUOT, está en su punto, nariz expresiva con aromas cítricos y de manzana verde, con notas de bolillo y levadura, muy fresco y balanceado, buen brut.
Luego llegó el primer tiempo en forma de una crema de alcachofa asada, que venía acompañada por un totopo de queso parmesano, virutas de jamón serrano, piñones tostados y cubitos de pimiento verde y rojo asados. Muy reconfortante este platillo, el exquisito sabor de la alcachofa con tonos ahumados del tostado combinó a la perfección con los acompañamientos, acentuandose con lo especiado del pimiento, el dulzor de los piñones y la sal del jamón, platos limpios por todos lados. El primer tinto al que todos atinamos en catalogarlo como nuevo mundo y algunos hasta indicaron acertadamente que era mexicano, fue el reserva de la FAMILIA MALAGON 2005, muy bien logrado con balance y sin esa famos nota salada de Guadalupe, sorprendió por su calidad, no desentonó con los otros vinos que eran de 90+ en WS.
El segundo tiempo fue un ladrillo de sea bass a la parrilla, marinado en miso, montado en unos ravioles rellenos de mejillones, todo esto sobre un espejo de salsa picante de sake y acompañado de mole verde y negro, para completar el cuadro unos dados de sandía. Buenísima combinación de los picantes con el marisco, un sabor realmente exótico, que se complementaba a la perfección con el dulzor y textura de la sandía. Two thumbs up. En el tema de vinos le tocó el turno a un vino que nos engañó con su origen, por unanimidad se etiquetó como español, para ser mas precisos Rioja, pero la sorpresa fue que se trataba del UGOLAIA BRUNELLO DI MONTALCINO 1999, la nariz presentaba cuero especias y algunos frutos rojos, en boca tenía un poco de oxidación pero muy fino y balanceado, de largo final, muy bueno pero definitivamente no un típico Brunello.
El tercer tiempo fue un New York asado sobre una salsa de chile pasilla, acompañado de un strudell que tenía cara de primavera roll y una guarnición de espinacas salteadas con pasas blancas y una fritura de cebolla. Siguiendo con el tema spicy, este platillo tuvo una salsa fabulosa que captaba toda la esencia y perfume del pasilla, las guarniciones dieron la nota de textura y mitigaban perfectamente el temperamento de la salsa que aún que no tenía un picor de alarido, con el vino si subía un par de grados la temperatura corporal. A este tiempo correspondió una bola ensalivada que tiró Arnoldo, todos nos fuimos por nuevo mundo, tal vez un shiraz, o hasta un malbec decía Falcón, y resultó ser un portugués, el QUINTA DO CRASTO RESERVA VINHAS VELHAS 2004, un vino con mucho temperamento y potencia que aún requería tiempo en botella para suavizar tanino e integrar madera, pero que lo tiene todo, estructura y balance. Es un muy buen vino.
El postre consistió en un pay de fresa, acompañado por una bola de helado de queso con fresa y una tortillita de fresa deshidratada, muy sabroso y fresa este postre, voló de los platos. Por último el cuarto vino fue el GRANS MURALLES 1997 de Torres un vino que a todos nos fintó con ser toscano, hasta el propio Oscar que llevó el Brunello pensó que este Concá de Barbera era el suyo, pero bueno, el engaño no fue decepción sino todo lo contrario, muy buen vino con nariz de tabaco y cuero, en boca bastante balanceado y con taninos superpulidos, largo y especiado final, excelente tal vez el más aclamado de la noche.
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